Sabéis de sobra que ir con niños no es como ir de turismo con mayores, hay cosas que no entran dentro de los planes normales y que se convierten en una autentica fiesta, teniendo en cuenta el sistema de transporte de Suiza y la calidad de servicios (y variedad) una de las aventuras diarias era saber el medio de transporte que íbamos a escoger para los trayectos y disfrutarlo a tope. Así que sacad vuestros billetes y apuntad estas ideacas.
Lo primero es decir que Zurich es bastante Babyfriendly aunque algunos de sus trasportes son un poco antiguos y su acceso es algo más complicado, por ejemplo los trams viejos que son cada vez menos, son algo compicados de afrontar, además el hecho de ser una ciudad llena de cuestas es algo que puede matarte un poco, auqnue han ideado un sistema de toboganes (del que ya os hablaremos más adelante) que es una gozada para los peques y para poder bajar el carro como pueden los mayores).
Yo soy un gran aficionado a los trenes, me gustan todos, y además de todos los tamaños, colores y sabores, aquí montamos en cercanías, tranvías y además en medio-largo recorrido. Si me preguntas cual molaba más lo tengo claro: el medio-largo.
Bien es cierto que los billetes no son baratos pero aún así hay veces que compensa,
los peques de menos de seis años no pagan billete pero al venderles
aprecio de oro el suyo a tus padres te van a dar un tickets monísimo para el Ticki Park, el billete entra en las validadoras de los mayores y te da acceso al fantástico mundo del vagón familiar... Si señor, un vagón con tobogán, barcos, pasarelas y niños felices corriendo en calcetines mientras nadie les mira mal por dar patadas al asiento.
Si te parece alucinante a tu madre le parecerá aún más increíble.
Otra peculiaridad de la zona es que hay un lago, y que el transporte fluvial, al ser alargado, es bastante habitual para pasar de una zona a otra. Y por ende entra en tu medio de trasporte por zonas. Así que con las mismas nos fuimos una mañana en barco, con sus grullas, sus garzas, sus pipis varios, su viento helado en la cara,... pero aunque pasamos despeinados el resto del día merece la pena. Montar en barco es lo más guay del mundo.
Para terminar este especial trasporte público quiero hablaros de la última y molona opción de los funiculares. Si bien es cierto que los más largos y populares son los que llevan a los picos cercanos el Polybahn es un mítico de la capital.
Asciende a algo más de 400 metros, y lleva funcionando desde 1889 con el mismo pequeño y recto recorrido, tiene un servicio cada dos minutos y una capacidad de 50 personas y es, a pesar de su corta distancia, uno de los más empleados por los chicos mayores que van a la uni, y a la par de los turistas que quieren visitar el mirador que hay justo a su salida y que merece la pena.
Hay que tener cuidado porque al ser básicamente trasporte universitario los fines de semana funciona en horario menor y los domingos cierra.
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