Estábamos con la familia probando un restaurante asturiano nuevo - irrelevante ya que no nos atrevemos a volver - de repente llaman a la abuela al móvil. Me apoya en el brazo de la silla y me pasa a mamá. En ese instante atraviesa una niña. Mi mami dice: "Jo, que mal huele, me ha venido un tufillo y no se sà es de la nena que ha pasado"
Yo callado como un perra, claro.
Acaban el postre y mi mami va a coger el móvil cuando tropieza con algo pastosillo...
"Teniendo en cuenta que no hemos pedido nada con nata creo que no me va a gustar esto..."
Puse la mejor de mis sonrisas, de esas de "mira que cosa tan mona" pero no funcionó. HabÃa sucedido lo siguiente:
Antes de que la abuela cogiera el móvil mi tripa habÃa vaciado como media tonelada de popo. El pañal, en posición vertical, habÃa resistido, pero al apoyar el culete en la silla la presión propulsó la caca en todas direcciones, dicese, hacia los lados chorreando estratégicamente sobre los bolsos de mamá y de la abuela y sobre el vestido nuevo de esta última. Por supuesto dejó una "huella indeleble" en la silla y se propulsó hacia las mallas "lolailo" de mami. De mi ropa no hablo.
Mi madre me sujetó con dos dedos y salió disparada del local alejandome lo más posible de ella. La abuela iba a llevar lo necesario para cambiarme cuando descubrió el rebosadero de la silla y lo limpió "por encima" antes de salir corriendo. Sólo quedó intacto el abuelo.
Por el camino los restos fueron manchando partes humanas, el ascensor, ... Mejor no sigo.
Yo, por supuesto iba ya muy limpio pero en bolingas porque se dejaron la muda en la bolsa de la playa.
El siguiente "regalo" lo dejé en la cuna. Fue menos aparatoso.
Según mis cálculos mañana toca liarla. ¡Lo estoy deseando!
Canción: Todo nos parece una mierda - Astrud
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