El cambiador, ese gran invento...

Mi madre tiene una crisis. Cuando estoy en la cuna perreando para qué me coja se asoma como sí estuviera en un pozo muy hondo y le fuera imposible alcanzarme. En la pisci, para cogerme del suelo, inicia una maniobra de levantamiento en tres tandas acompañadas de resoplidos y mugidos. Incluso cuando me viste o cambia en pañal se le salta una lagrimita que nada tiene que ver con lo mono que soy.

Lo que le pasa a mamá se llama clínicamente: "estar desriñonada".

La verdad es que no creo que haya una medicina para eso, bueno, ponerme a dieta pero eso no va a pasar... Pero ha encontrado algo para paliar ese peculiar dolor punzante en los riñones: el cambiador.

En casa no tenemos, me cambian en la cama, pero en la cuna de viaje hay uno. No iba a montarlo pero al final se decidió y su vida cambió a mejor. Entre sus muchas funcionalidades está la de mantenerme a una altura manipulable pero lo que más fascina a mi mamá es la correa. 

Mi mamá es un despiste así que cuando no se olvida de algo me pone en un lugar seguro - porque dice que soy muy peligroso - y luego me recupera. De este modo me echa el cinturón y se va más tranquila. 

¡Las cosas que inventan!

A este paso va a comprarse uno para Madrid que está en fase consumista...

Canción: Changes - David Bowie

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