En fin. Esta semana me han sacado tanto de casa que no he parado, eso si, lo reconozco, me lo he pasado muy bien entre destrucciones, castillos y coches varios.
Vayamos por partes. Lo primero que hicimos fue la feria de Puericultura de Madrid. Yo soy básicamente un testador. Eso quiere decir que me sueltan y miran cómo los señores de los stands panican, o en su defecto me dan piruletas y me hacen carantoñas. Esto es así. Un hecho. Reconozco que tenía el día un poco torcido, quizás por la prontitud del regreso a mi vida social después de mis fascinantes vacaciones, tal vez porque tengo 17 meses y me gusta fastidiar... Llamalo como quieras.
El sábado, día 4 de octubre, tuve lo que oficialmente se podría denominar mi primer cumpleaños. Como invitado, se entiende. ¡No veas lo que molan los cumples! Si son todos así me invitáis que soy muy majo y mi mami así se deprime por no ser capaz de organizar un sarao en condiciones.
Llego allí y todo lleno de coches. Y ya está. Creo recordar que mi madre se fue a hablar con gente de esas que tuitea por el móvil y sólo me interceptaba cuando intentaba huir. Sobre todo cuando montaron el castillo hinchable... En fin, entre el tobogan (del que me tiré de cabeza y no me maté ¡Yupi!) y el resto de vehículos sólo paré para comerme la supertarta. Si, voy a mi bola, pero en mi defensa debo decir que:
1. Diego, el cumpleañero, es de los míos y estuvo también a lo suyo.
2. Lo hice para que mi mami sociabilizara con otras señoras de su edad y ahora tiene una chica en Instagram que sólo pone tartas, una que tiene muchos pinturrones en los brazos, una con una cámara que te pasas (lo que daría yo por romper esa cámara...)y otra que tiene dos nenes y uno se llama como yo (y que juraría haber visto antes). Bueno, y la madre del cumpleañero, una especie de señora enloquecida esquizofrénica que no para quieta.
Así que en realidad sólo he hecho una labor positiva por el bien familiar. Tan emocionado estaba que a la salida del cumple empecé a decir "COCHEEE" así, muy bien dicho y no he parado aún. Así que amplio el vocabulario y además me despejo.
Al día siguiente hice galletas. Se supone que tenían que tener la forma de La Guerra de las Galaxias. Se supone. Lo voy a dejar ahí. Eso sí, estaban muy ricas.
Y me escapé al mercadillo molón ese de Nómada Market al que me lleva siempre mi tía.
Y para terminar fui con Valentina, la chica a la que robo los Aspitos, a una cafetería a robarle las galletas. Supongo que había algún evento de por medio pero como mi madre es muy suya no les hicieron mucho caso y se fueron a tomar algo mientras yo me dedicaba a lo mío (destruir y hacer llorar a los bebés que querían quitarme el carro de la compra).
Y creo que a grandes rasgos esto es una semana en la vida de un bebé normal. ¿no?
Canción: Party Hard - Pulp
1 Comentarios
jejeje me ha encantado tu reseña... No nos hicieron caso pero y lo bien que lo pasamos en la cafetería :)
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