Ojo, ser pesado no es malo. Casi todos los niños son un poco cansinos. A algunos les da por ver mil veces Frozen y a otros por repetir palabras como psicópatas. A mi me da por las rutinas básicas. Y si me las cambian me enfado.
Por ejemplo, hace poco empezamos a rezar a los angelitos de encima de la cama. ¿Todo bien? No. Se reza el "Ángel de la guarda" DOS VECES, y luego el Cuatro esquinitas. Ni de broma voy a hacerlo una o saltarme el final. Y luego dos besitos y a dormir.
El otro día mi padre dijo "dulce de leche" en lugar de "dulce compañía" y le monté un pollo de impresión. No es así y listo.
Además cuando corrijo soy la mar de contundente. Vamos, que me enfado. Y me pillo rebotes de dimensiones apoteósicas.
Creo que eso lo he enredado de mamá que sostiene que siempre tiene la razón (excepto cuando la tengo yo, claro)
0 Comentarios