Al regreso de las vacaciones mi señora madre con nocturnidad y alevosÃa levantó el whatsapp (que ahora es lo que era antes el teléfono) para conseguir un plan decente el fin de semana y no acabar encerrados en casa subiéndonos por las paredes muertos de calor gracias a las olas esas del infierno que hacen que este septiembre sea el peor que se recuerda en décadas. Al otro lado estaba Cookita que tardó medio minuto en escupir un planazo de Rural It. A pesar de que las expectativas eran bajas , porque estoy especialmente destructor y la idea de un plan bucólico no acababa de resultar realista, decidió fiarse de la reina de las galletas y dejarse llevar por su Dieta de la Felicidad y su karma slow life que a dÃa de hoy nunca ha estado en su apretada agenda y con las mismas quedamos todos los canijos para hacer una excursión que prometÃa ser cuanto menos interesante.
El plan era acudir a una parcela de recolección de frutos rojos en la localidad de Lozoya. Asà que aprovechando que vivimos en el fin del universo y que las ganas de cachondeo eran grandes decidieron que era una buena idea meter a tres niños en la parte de atrás de un vehÃculo. El primer obstáculo fue la logÃstica tipo Tetris que cayó sobre Tamara, que tiene, como sabéis, un master del universo en meter muchas cosas en poco espacio. Milagrosamente consiguieron cerrar la puerta y nos embarcamos en un viaje lleno de cosquillas, guantazos y Pablo Alborán.
Al llegar a Lozoya las adultas murieron de amor. Sus calles, sus casas, y se pusieron hasta arriba en una tasca local recomendada por un autóctono mientras los peques disfrutaban de los tesoros que salieron de esas bolas sorpresa del bar. Y después de llenar los estómagos continuamos con un paseo que acabó en batalla naval en la fuente de los cuatro caños del pueblo. Posiblemente yo me llevé la peor parte acuática aunque Mini Cookito se llevó el cosco con conmoción cerebral de rigor.
Después bajamos al lago donde seguimos un poco el guarreo que finiquitaron llevándonos a un chiringuito hippie donde construimos una montaña de piedras en el arenero en gallumbos como personas poco decentes que somos.
A pesar de estar super a gusto las mamis decidieron que el objetivo de la excursión seguÃa siendo ir a coger frutos rojos - aunque sabemos que si no llegan a haber pagado por adelantado seguro que no les sacan del chiringuito - nos desplazamos a El Puente del Molino donde armados con una caja de cartón aprendimos a recoger frutitas y degustarlas a dos carrillos.La pequeña finca justo al borde del lago posee dos hectáreas preparadas para recolectar arándanos, frambuesas, grosellas, moras...
Allà aprendimos mucho y perfeccionamos técnica. Ir con Tamara es un plus porque nadie sabÃa que las grosellas se cogen por racimos, o que los arandanos tienen que ser super morados, que las fambuesas cuando tiran a oscuro son más dulces,... Eso y muchas otras cosas como que hay grosellas blancas y Frambuesas tirando a amarillo que están muy ricas.
Los peques pudimos acceder y recolectar los frutos, y no os vamos a engañar, también nos comimos alguno. Somos unos zampabollos de impresión. Y siendo destructores natos aprendimos, comimos sano y encima lo pasamos en grande por lo que no podemos poner pegas a este plan... Bueno, que sólo fuera un dÃa porque lo pasamos super bien y queremos repetir ya. Somos unos ansias y eso de salir los fines de semana nos mola cantidad.
4 Comentarios
¡Muy buen post! Es muy recomendable para los peques que compartan planes con sus mayores y hagan cosas diferentes.
ResponderEliminarEs genial poder hacer cosas diferentes y sobre todo que respondan tan bien, la idea de coger y comerse los frutos de la planta les ha fascinado. Al llegar a casa no hacen tanta gracia. Asà que supongo que la experiencia es en realidad lo que le ha animado a probar cosas nuevas.
EliminarMe ha encantado el post, conozco la finca y no puede estar situada en un lugar más bonito, además de la recogida de frutos, disfrutas de un dÃa al aire libre espectácular
ResponderEliminarMuy de acuerdo conlafamily, lo bueno de los planes es que son la excusa perfecta para pasar un dÃa en familia con todas las de la ley.
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