Decorando con vinilos

Desde hace un tiempo que mi señora madre lleva intentando poner unos vinilos bonitos para decorar mi cuarto. Tiene unos de súper héroes en el lateral de un mueble pero como la pared es de gotelé chungo no se acababa de animar a decorar. La cosa es que con tanta pintura rupestre ya vamos alistándola, no te creas, que entre lo que raspa y que le dio por pintar para quitar los colorines le va a quedar planita, planita.


Pero la verdad es que los vinilos ya forman parte de la decoración de cualquier habitación de niño decente así que con toda la buena voluntad del mundo ha encontrado una forma de hacer que no solo decoren si no que además sean para jugar y así olvidar el trauma de la pared del infierno.

Y la solución ha sido la mar de sencilla. Aprovechar el armario para el vinilo, no solo eso, además ha elegido un modelo de pizarra para que se convierta en un juguete más y pasar el rato pintado y disfrutando de la habitación. Tened en cuenta que los modelos de vinilo de pizarra son un poco más rígidos que los normales por la que la superficie debe ser lisa de verdad.


A lo mejor os parece una locura pero el hecho es que es bastante complicado encontrar un elemento de práctico que represente a un niño y no canse. La sección del principito era amor puro pero ante la imposibilidad de la pared las ideas ingeniosas surgieron enseguida. Después simplemente mi madre realizo una preselección de varios modelos y yo filtre el resultado hasta decidir quedarnos con... ¡un tren! Supongo que los lectores habituales no se han extrañado de la elección por mi pasión (tambien llamada obsesión maniaca) por las locomotoras, vagones y trenes en todas sus vertientes, pero la verdad es que la idea era decorar y dar un gran formato así que con las medidas de las dos puertas del armario era lo que más se asemejaba a las necesidades con un pequeño trabajo manual. Técnicamente nada podía salir mal. ¡Si es facilísimo!
Limpiamos la superficie antes de pegar
El pedido de https://www.vinilosdecorativos.com/ llego perfectamente embalado en un canuto con la información y los utensilios necesarios para la instalación: vinilo, instrucciones y una espátula para quitar las burbújas. Y con un precio inmejorable.

Comprobadas bien las medidas y con una regla y un cutter procedimos a separar los vagones en dos partes para poner la mitad en cada puerta. El reto era hacerlo recto así que muy ingeniosamente mamá uso una guía hecha con un hilo para no rallar el armario. La superficie debe ser lisa y sin poros, lo cual es sencillo en los muebles de obra de ahora que tienen tanta madera como una mesa del IKEA y son todo fachada en forma de láminas que parecen madera y conglomerado.



La operación no llevó demasiado tiempo para las habilidades manuales de mi madre así que puedo decir que el próximo lo cuelgo yo mismo sin asesoramiento. Si me dejan, claro. Para muestra un botón...


Sólo hay que quitar la protección, colocarlo en el armário, quitar la otra capa y con la espátula repasar para eliminar las bolsas de aire que puedan aparecer.

En menos de tres minutos estaba listo. El resultado no puede ser más molón. Ahora la pizarra la usamos todos los días, sobre todo para hacer palitos que es lo que estamos dando en clase o para dibujarle cara a los señores del tren. Son horas de diversión y kilos de tiza los que vamos a invertir. Además, un truco, para limpiar y seguir jugando inmediatamente usad una toallita húmeda.


Así que viendo el resultado lo mismo nos animamos con otro para la puerta. Si tenéis el mismo problema con la pared que nosotros,... ¡No so lo penséis! ¡Es lo mejor!

¿Os gusta la idea? Pues atentos porque en breve tendremos una sorpresita tan para los que os queréis animar al mundo de los vinilos... ¡atentos!

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