Lisboa con Niños: El centro


 Ahora que ya tenéis algún truco sobre cosas que hacer por Lisboa en concreto, para pasar el día entero dando vueltas y visitando cosas requetebonitas nos queda una última explicación porque no os hemos contado nada de la ciudad de las siete colinas a pata (que en tranvía también mola pero hay muchas actividades que os van a gustar mucho y hay que caminar) . Lisboa es una ciudad de tamaño manejable, eso sí, el nombre de las siete colinas lo podían cambiar por el de las siete montañas empinadas porque lo que viene a ser plan, pues no, no lo es. Así que si tenéis un carro o niños pequeños toca armarse de paciencia y tirar de imaginación porque los barrios aunque están muy cerca los separan cuestas infernales, tramos de escaleras y demás lindeces que encantarán a la espalda de vuestras madres.


Una de la cosas que más me moló es lo de las estatuas. Hay muchas por la ciudad, casi todo el centro está compuesto por zonas abiertas y grandes, calles peatonales y enormes plazas. Es muy vistoso y agradable para pasear y pasar un rato agradable. A mi me tenían fascinadas las estatuas que aparecían en todas partes, sobre todo la del escritor Pessoa casi dentro de as mesas de su bar favorito como un comensal más o la de los músicos de Fado. 



De las plazas molonas os recomiendo una muy especial que mezcla el rollo urbano con la tradición, se trata de la Praça do Martim Moniz (al norte de Baixa), desde donde sale el tranvía 28 y que siempre tiene mucha vida. Grafittis y azulejos conviven en esta enorme plaza que tiene terrazas, exposiciones temporales ¡¡Y chorros!! Y es que aunque hiciera frío tenemos establecido que se hacen las cosas divertidas y pudimos correr por ella.


En la Plaça de Rossio, centro, centro de la vida de Lisboa puedes perseguir las palomas y además encontrarás una tienda super curiosa, un autentico circo en el que por 5 euros te puedes comprar la lata de sardinas del año de tu nacimiento... Y hacer un poco el gamberro. Una preciosa tienda llena de diversión y cosas molonas aunque los dependientes sean un poco tirando a bordes.

La plaça do comercio está mirando al mar, desde ella puedes coger infinidad de tranvías (como el que lleva a Belém pero también barcos) pero lo que mola es dar un paseo por la orilla saliendo de las calles comerciales, disfrutar de la enorme plaza y descubrir el gallo gigante para jugar con sus imponentes luces un poco antes de llegar a los puertos mercantiles. El paseo al lado del mar es muy recomendable.


Por supuesto Lisboa está llena de iglesias en su zona centro y la catedral es una maravilla en plena subida, puedes entrar a todas ellas porque en cada una encontrarás algo único: Patios decorados, inmensas naves, preciosos retablos. Y es que Portugal, como en España entrar en las iglesias conserva un encanto especial.



Y para terminar, para los viajeros que se han dado ya la vuelta de rigor por el centro de Lisboa siempre mola ver algo desde la altura, y sin subir escaleras. Una de las atracciones turísticas de la zona (sobre todo por la gran cola) es el Elevador de Santa Justa, os recomendamos hacerlo a primera hora o tendréis que esperar mucho tiempo. El billete se paga con la carta verde de transporte público normal. Y arriba puedes pagar el mirador que tiene una vista muy chula de toda la ciudad y merece mucho la pena. Las escaleras me dieron un poco de chungo pero la verdad es que superado ese momento disfruté como un enano de todo.
 

Estos son los consejos sobre mi estancia en Lisboa, los míos, ojo, que era un tío de casi cuatro años cuando fuimos así que ponerlos en cuarentena y haced un poco vuestra visita única. ¡Y contárnosla!

Mira todo lo que puedes hacer en Lisboa en el resto de post que hemos publicado aquí: http://www.bebefriki.es/search/label/Lisboa

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1 Comentarios

  1. Qué envidia! Con las ganas que tengo de conocer Lisboa... A ver si nos animamos y llevamos a los peques :)

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