7 Museos divertidos para visitar con niños en España

Por el día internacional de los museos , 18 de mayo, este año, más que nunca, hay que apoyar esta instituciones que han conseguido ser referentes, educar, entretener y además ser reclamo turístico de forma que la gente es capaz de realizar un viaje sólo para poder disfrutar de alguno de estos enclaves. Vamos a hablaros de algunos de los museos de España que más nos gustan y que merecen una visita física en cuanto sea posible para que puedan seguir funcionando y haciendo nuestra vida más feliz.

1. Dinopolis. Teruel.

Es un concepto totalmente diferente, un parque temático en torno a los dinosaurios que esconde además el museo paleontológico más grande de Europa. En sus instalaciones puedes encontrar piezas únicas encontradas en la zona de Teruel que, hace millones de  años, era un mar. Entre sus piezas hay dinosaurios originales únicos, y por únicos nos referimos a que son especies autóctonas documentadas aquí por primera vez. De esta forma entre pequeñas atracciones y espectáculos los niños aprenden sobre estos bichos gigantes que tanto les gustan, ellos lo disfrutan mucho y los padres saben que han aprendido cosas nuevas. 

Nosotros pudimos visitar además algunas de sus sedes y os recomendamos que intentéis acercaros a algunas de ellas porque merece muchísimo la pena, los museos secundarios son temáticos, hablan del ámbar, los animales marinos, la flora, de dinosaurios concretos... La visita dura una hora aproximadamente y la realizan de forma guiada por un guía experto. Son muy entretenidos pero además sales aprendiendo un montón. Adaptan la explicación a las edades y gustos de los peques de cada visita así que salen casi con un doctorado como si fueran el mismísimo Doctor Ian Malcom.


Entrada a Dinópolis

2. Museo del Ferrocarril de Madrid.

Es uno de los lugares más bonitos de Madrid, se encuentra en al antigua estación de Delicias y tiene vagones y locomotoras de la historia de España, muchos de ellos se pueden visitar por dentro. Además las maquetas y los andenes conservan un encanto especial. Los fines de semana tienen un pequeño tren para que los peques (y los no tan peques) puedan montarse y dar una vuelta. Incluso si tenes suerte puedes pillar la jornada del vapor y comprobar cómo funcionaban las antiguas locomotoras. 

La entrada es muy económica pero además la puedes hacer coincidir con alguno de los mercados y eventos que hacen que sean super recomendables y puedas pasar el día entero. Con terrazas, comida, buen tiempo y tiendas encantadoras como las jornadas del Mercado de Motores o con las ferias del juguete antiguo... ¡Mira su agenda y no dudes en visitarlo!


3. Museo del Chocolate VALOR de Villajoyosa.

Si hay un lugar que el mismísimo Willy Wonka envidiaría es la fábrica de Chocolates Valor, situada en Villajoyosa esta fábrica enorme es uno de los rincones más visitados de la zona. Al entrada es gratuita y se compone de un video, un tour por el museo y una visita ala fábrica donde elaboran el chocolate más delicioso del mundo. La visita acaba, como no puede ser de otra manera, en la tienda con degustación de tabletas incluida. Un paraíso donde además de aprender sobre el caca y el chocolate podrás tomarlo.

La visita es además muy familiar aunque hay un tramo de escaleras y no se puede acceder a la fábrica con cochecillos, dura una hora más o menos y para acceder debes coger los tickets en el acceso porque el aforo es limitado. No olvides coger tu ticket o podrás quedarte fuera de la visita, además consulta la web para ver posibles variaciones en los horarios por las fiestas locales o ampliaciones ne caso de mucho aforo de público. 


4. Museo Minas de Escucha. Teruel.

La mina de Escucha estuvo activa durante mucho tiempo pero ahora se conserva solo como museo pero esto no quita nada de encanto a sus túneles. Bajar a visitarla es una experiencia. 

Nuestro primer consejo es que no dudes en reservar tu visita porque en temporada alta es complicado. Las entradas son limitadas. En el centro de visitantes te equiparán como un autentico minero con tus cascos y cinturones y te darán acceso a otro mundo, uno subterráneo.

La visita a la mina es una pasada pero tampoco debéis dejar de visitar su parte exterior con su museo de libre acceso con herramientas, vagonetas, e incluso fósiles vegetales. Aprenderéis un montón de la visita. 



5. Museo de los Robots. Madrid.

The Robot Museum se esconde en los bajos de la tienda de Robótica más impresionante de Madrid. Realizamos la visita hace mucho tiempo y posiblemente tendremos que plantearnos volver a visitarla porque seguro que aprovechamos más aún la visita guiada de 45 minutos que te explica las piezas originales y réplicas de este peculiar museo y que hace una fotografía del mundo de los robots y sus aplicaciones desde su creación a nuestros días. Las visitas son muy limitadas por lo que es mejor reservar la misma a través de la web o te arriesgas a no tener plaza. 

Está en la calle Alberto Aguilera 1 y seguro que no os arrepentís porque además de ser una visita muy entretenida parte de ella son demostraciones de robots de verdad. ¡Nosotros estábamos fascinados!

6. Arqueopinto

Llevan currando mucho tiempo y a pesar de ser bastante conocidos a nivel de colegios las familias en general no sabemos de su existencia cuando en realidad es una actividad brutal para la mañana del fin de semana. Está situado en un parque y sus instalaciones son geniales. Es un gran ejemplo de cómo con poca cosa pero con mucho talento puedes hacer cosas extraordinarias. La visita a Arqueopinto es guiada. Tenéis que consultar bien los horarios y conviene hacer reserva para no quedaros fuera. Nosotros conocimos a dos de sus guías entre la visita y los talleres y los dos eran la mar de majos.  Los miembros del staff son arqueólogos y saben perfectamente de lo que hablan. 

El recorrido se realiza por una serie de escenarios donde descubrimos a mis tatatatatatatatatarabuelos los homínidos que eran unos señores muy feos, muy pelados y con chepa que parecían monos. La visita es didáctica. Pero no como en muchas que es un no parar de datos, en esta aprendes un montón. Cómo a fabricar armas, usarlas o hacer fuego. Así que cada vez que avanzas en el tiempo y por las instalaciones vas conociendo los misterios de la vida de hace miles de años en la tierra. Paseas por la caza, las cabañas y las casas y los avances de la época hasta llegar a la agricultura y la ganadería de forma muy lógica y dentro de una cabaña del neolítico incluso aprendes a hacer fuego. Pero después de la visita sigue la diversión. 

Os recomendamos que consultéis la agenda de Arqueopinto y no os vayáis sin hacer al menos un taller. Los talleres tienen como monitores a los propios arqueólogos y os enseñan un poco de cómo construir cosas como se hacían en la antigüedad con sus mismas herramientas o parte del trabajo del arqueólogo. Por ejemplo a decorar tu propia vasija Romana, a hacer un mosaico, hacer una lanza, instrumentos musicales antiguos... o a desenterrar descubrimientos de la arena tal y como lo haría un profesional. 

Podéis leer más sobre Arqueopinto en este POST aunque seguro que desde que lo visitamos ha cambiado mucho y a mejor.

7. Museo de las ilusiones de Barcelona.

El museo de las ilusiones es eso, básicamente es un sitio donde te plantean juegos de vista en los que colocándose en diferentes sitios puedes conseguir efectos sorprendentes y por descontado fotos muy divertidas. Partimos de la base que la visita dura poco, no llega a una hora, y si hay gente vas a tener que esperar para hacer la foto en algún efecto te recomendamos que visites el museo entre diario o a las horas raras (ya sabes, sienta, por la mañanita...).

En cada pared hay una pintura, algunas más logradas que otras o que tengan más gracia en función del visitante, y desde un punto concreto se consigue un efecto optico divertido: ser un gigante, subir a un andamio de la Sagrada Familia, que te ataque un tiburón o que salga de tu barriga un Alien. Parece una tontería (y posiblemente lo sea) pero es muy divertido hacer el payaso y más aún ver las fotos que resultan de la gamberrada, alguna casi mítica, para hacer una foto original en familia y cambiar esa de la mesilla de noche, por ejemplo. Que ya sabéis que aquí somos así de frikis y eso de tener fotos normales no está en los planes.

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