Supongo que en un futuro el 2020 y 2021 (de momento) serán recordados por una palabra: coronavirus. O por pandemia, mascarilla, confinamiento... elige una. Así que tenemos que intentar relativizar y decidir si queremos recordar este periodo como un infierno o como una parte vital más, eso, claro está, si no hemos tenido la desgracia de perder a un ser querido en esta época, entonces no hay quien lo arregle. La cuestión es que recuerdo perfectamente el primer día que el peque volvió del colegio diciendo que un amigo le había dicho que “venía el coronavirus la semana siguiente y que iban a morir todos”. Se equivocaron en esta frase en tres semanas pero por lo demás el niño de 7 años lo clavó más que todos los ministros de sanidad de Europa. Cuando lo dijo con esa inocencia infantil intentamos explicarle lo que es un virus como pudimos. No era una tarea sencilla porque adecuar esos contenidos tan abstractos a sus conocimientos del mundo eran complejos. También ayuda que por aquel entonces Wuhan estaba muy lejos y eso de los pangolines y los murciélagos era una historia demasiado complicado de entender incluso para los adultos. Un año después, justo cuando cumplimos el anuncio de la suspensión de las clases presenciales y comenzaba la pandemia tenemos muchos más recursos y entre ellos cuentos, libros, audiovisuales y conocemos a nuestros “amigos" los virus mejor de lo que nos gustaría.
De esta forma sin alarmismos pero con cierto rigor Tobías explica las vacunas, las medidas de prevención e incluso se pone la mascarilla para animarnos a hacer que los virus sean más lentos y evitar su contagio.
Sus autores.Las grandes bazas del cuento son básicamente las ilustraciones simpáticas y coloridas de Victor Medina, afincado en Madrid y que usa a la perfección las combinaciones de patrones y formas geométricas y se inspira en el art déco, el arte victoriano y la ilustración simple pero concreta de los años 50. Sus trabajos le han valido numerosos o reconocimientos como el premio de artes aplicadas Young Blood y el premio Crítica Serra d’Or por su primer libro de ilustraciones Puerta. Es el encargado de poner “cara” a Tobías y realizar las ilustraciones que acompañan el texto de Valeria Barattini y Mattia Crivellini, ambas italianas y dedicados a la divulgación científica en diferentes ámbitos.
Un libro para recordar.
Creo que muchos conservamos íberos de nuestra infancia, esos que leímos y se nos quedaron clavados por algo especial. Pues Virus es uno de esos libros dignos de guardar. No porque nos traiga buenos recuerdos (aunque no todo en el confinamiento fue malo) pero sí para no olvidarnos de una época donde los virus camparon a sus anchas y donde pasamos del miedo a la frustración, donde leímos páginas y páginas de documentos científicos para intentar entender algo, usamos más lejía de la políticamente correcta, nos cargamos toda la ropa por lavar a 60 grados para matar los bichos, buscamos mascarillas por todas las farmacias, probamos todos los geles hidro alcohólicos del mundo, abrimos puertas con los codos y dejamos de dar besos... pero todo esto es otra historia.
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