Vamos a poneros en antecedentes. Malta es un país especialmente relacionado con la industria del cine. No por sus producciones si no por considerarse el plató más importante de Europa. Es curioso porque la verdad es que no parece un destino ideal para ello pero por sus escenarios naturales, la originalidad de sus ciudades y, presuponemos, sus condiciones económicas ha acogido grandes producciones como Gladiator, Troya, Juego de Tronos, la última entrega de Jurassic World o Juego de Tronos. Su versatilidad hace que las calles de La Valeta se conviertan en Jerusalén o o las puertas de Mdina en Desembarco del Rey y cerca de Las tres ciudades en una fortaleza encontramos el instituto del cine donde además se montan y construyen escenarios gigantes a placer por lo que es raro que en Malta no se esté rodando algo. Pero esa historia de amor entre Malta y el cine nace hace mucho tiempo, concretamente con la producción de Popeye estrenada en 1980.
Robert Altman eligió una pequeña bahía para construir un impresionante decorado y recrear Sweetheaven en Anchor Bay. Las aguas cristalinas, el entorno privilegiado y la posibilidad de recrear un poblado marinero sacado de un cómic les llevó a grabar en Malta este peculiar musical de imagen real protagonizado por Robin Williams y Shelley Duvall. Supondremos que no has oído hablar de esta cinta. Normal, nosotros hasta que no plantemos la visita a Malta tampoco sabíamos de su existencia y por lo que opina la crítica especializada de la época casi era mejor haberlo dejado así. De todas formas nos hicimos con una copia de la misma y “disfrutamos” de esta peculiar versión de la tira cómica que se estrenó tremendamente mutilada en España con. Muchas canciones y trozos de diálogo cortados. En todo caso la película es floja pero su repercusión entre los malteses es bastante impresionante. La producción de 20 millones de dólares de la época dejó mucho beneficio en la zona y abrió un interesante mercado para que Malta fuera considerada para filmar nuevos films hasta el día de hoy. Por eso el pueblo que tardó 7 meses en completarse y se compone de 19 casas completas y un increíble rompeolas se conserva (reconstruido en parte) en la actualidad y ha pasado por diversas etapas hasta convertirse en un museo viviente. Ahora mismo el set de filmación es un lugar que atrae a gran número de turistas pero que hospeda también a visitantes locales con celebraciones de cumpleaños y reuniones.Eventos en el parque
Hay tres grandes momentos para visitar el parque:
- Navidad con su zona decorada,
- Halloweeen con sus truco y trato y
- en verano cuando la bahía se convierte en un parque acuático y ponen en marcha atracciones acuáticas y paseos en barco.
Pero lo bonito del pueblo de Popeye es que cualquier fecha es buena para pasar un buen rato.
La visitaLa mayoría de sus casas son visitables y están decoradas como parte de la película original pero además ha sumado alicientes a la visita. Las animaciones transcurren a lo largo de todo el día en la plaza principal con shows de todo tipo: marionetas, teatro, e incluso la posibilidad de grabar tu propia película y verla proyectada en el cine en pantalla grande. Los animadores pasean por el parque e interaccionan con los visitantes así que encontrarse con Popeye, Olivia o Brutus es de lo más normal.
Con la entrada te incluyen un cono de palomitas que puedes disfrutar en el cine donde de forma continua están poniendo un documental sobre la película original de unos 15 minutos, un pequeño museo del cómic y una postal de recuerdo en la tienda pero puedes hacer muchas más cosas en tus visita como echar unos hoyos en el mini golf con mejores vistas del mundo o practicar juegos clásicos lanzando rol los de papel higiénico, desmontando un jenga gigante o demostrando tu habilidad con la puntería en juegos que no pasan de moda.
También en esta zona hay un reservado Chill out y una casa de perspectiva para sacar divertidas fotos.
Las vistas sobre la Bahía y lo pintoresco de las casitas sacadas de los años 20 es una delicia que bien merece la visita.
Una de las cosas que más nos llamó la atención es que la gente en sus críticas se quejaban de que no era gran cosa o que en una hora lo tenías visto. La verdad es que no podemos estar de acuerdo.
Pasamos más de cuatro horas en el parque (siendo temporada baja) y disfrutamos como enanos así que si además vais en verano no dejaría de reservar la jornada entera para poder divertiros a lo grande.
El precio, otro de los puntos que más citaban las criticas negativas es muy razonable. 12 euros en temporada baja y 15 en verano o en eventos especiales. La verdad es que me parece un precio de lo más razonable. Eso sí, en temporada alta recomiendan comprar las entradas on line para evitar colas.
Datos prácticos
Para llegar en transporte público:El precio para entrar a Popeye Village depende de la época del año pero orientativa mente ronda los 15€ adultos, 12,50€ niños de 3 a 12 años. Menores de 3 años gratis. Por ejemplo en verano es un poco más caro o la última hora de apertura hacen un pequeño descuento.
Horario: Julio, agosto y septiembre de 10:30 a 17:30 horas. Resto de año de 10:30 a 16:30.
Popeye’s Village, el pueblo más bonito del mundo
Ruta por el oeste de Malta: Acantilados Dingli, Rabat y Mdina y el Pueblo de Popeye
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